viernes, agosto 24, 2007

El derrumbe de la ilusión *

A un mes de la presentación de su libro “La ilusión, el fracaso de la Alianza por dentro”, Graciela Fernández Meijide cuenta cómo vio, por dentro, la caída de la Alianza y el inicio de una de las peores crisis de la historia argentina.
Pasados ya más de cinco años de la tumultuosa salida del poder de un gobierno que ella integró hasta meses antes de la crisis final, Meijide explica cuáles fueron los verdaderos motivos del fracaso de un proyecto en el que gran parte de los argentinos habían puesto su esperanza luego de diez años de “menemato”.

¿Cuál cree que fue el principal fracaso de la Alianza?

No hubo una sola cuestión. Una de los principales problemas fue el estreno en la Argentina de un gobierno en alianza, porque lo nuestro no era una absorción de miembros de otros movimientos por parte de un partido hegemónico. Eran dos partidos, uno con un caudal de votos creciente, y otro, un partido tradicional con una estructura partidaria importante.
Cuando se asumió hubo situaciones objetivas, como un déficit muy grande, el doble que el gobierno anterior había reconocido y un golpe muy fuerte que había asestado Brasil en el 99 con la devaluación de su moneda, por lo que la convertibilidad se había transformado en un salvavidas de plomo.
Teníamos dificultades económicas serias, y en el medio de nuestra gestión, se produjo el cambio de signo en el gobierno de EEUU: cuando asumió Bush la decisión de los organismos de crédito fue no prestar más, con lo cual no había dinero para fomentar la productividad.

Además de la situación económica, ¿qué cuestiones políticas desencadenaron la ruptura de la Alianza?

Principalmente, la renuncia de “Chacho” Álvarez transcurridos diez meses de gestión. Esa no era una renuncia cualquiera, porque “Chacho” no pertenecía al radicalismo y la fórmula se había armado con los dos jefes de ambos partidos para dar el mensaje a la sociedad de que no íbamos a desestabilizar al gobierno, que había un compromiso fuerte.
Lamentablemente, él uso las coimas en el Senado como una excusa para renunciar, porque era presidente del Senado y tal vez investigando hubiera llegado antes a alguna conclusión.

¿Cuál fue entonces el verdadero motivo de la renuncia de Álvarez?

En realidad, sus acciones posteriores demuestran que se fue porque estaba incómodo con la situación económica. Cuando pensó que con la llegada de Cavallo eso podía mejorar, el mismo se postuló para ser Jefe de Gabinete sin pedir que se solucionara antes el problema del Senado.
Ahí De la Rúa cometió el gravísimo error de negarse. ¿Por qué? Porque cuando en política uno hace prevalecer los resentimientos no está haciendo política. La conveniencia en ese momento para el gobierno era fortalecerse con todas las alianzas posibles.
¿Qué papel le atribuye al justicialismo en la crisis final de la Alianza?

Yo no estaba en el momento final de la Alianza, pero de todas maneras no creo en la conspiración. Creo sí que cuando un poder se ve debilitado hay un avance de las otras fuerzas. En el caso de la Alianza, cuando se lo vio a De la Rúa muy débil, con unas elecciones legislativas perdidas catastróficamente y con poca capacidad de reacción, el justicialismo empezó a empujar. Pero no creo que nadie se haya sentado a plantear como se podía “voltear” a la Alianza


En la cresta de la ola

Meijide ingresó a la política en 1995, proveniente de las filas de los organismos de Derechos Humanos, en donde luchó por justicia para su hijo desaparecido. Con el crecimiento electoral del Frepaso, se convirtió en una pieza clave de la Alianza, al punto que peleó la candidatura a la presidencia en una suerte de elecciones internas contra Fernando De la Rúa.
Tras ser derrotada, le cedió la candidatura a la vicepresidencia de la Nación a Carlos “Chacho” Álvarez y decidió postularse a gobernadora de la provincia de Buenos Aires. Finalmente ocupó el Ministerio de Desarrollo Social hasta su renuncia, en marzo de 2001.
Luego de la presentación de su libro admite estar tranquila. “El libro salió, y a quien le interese lo va a leer. Por sobre todas las cosas, estoy convencida que quienes fuimos protagonistas, mayores o menores, de momentos importantes de la historia, tenemos que dejar el testimonio para aquellos que quieran investigar, o simplemente para quienes quieran conocerlos”.

¿Qué diferencia tiene su libro con el de Fernando De la Rúa?

Creo que el libro de De la Rúa transcribe el proceso judicial de la causa por las coimas en el Senado, pero no habla del proceso político de la Alianza, ni de su caída. Yo tomo la década, desde el inicio del Frepaso, para entender cómo se llegó y por qué la sociedad creía necesario una tercera fuerza, por qué los partidos tradicionales ya no tenían respuestas para una agenda nueva.

¿Cómo explicara el crecimiento del Frepaso y la posterior victoria de la Alianza?

La sociedad coincidió con nosotros y, voto tras voto, elección tras elección, nos iba haciendo crecer. Nosotros surfeamos arriba de una ola, fue un fenómeno que no se había dado antes, pero que hoy tiene más importancia cuando vemos la dificultad que existe para construir una oposición.

¿Qué visión tiene del gobierno de Néstor Kirchner?

Este país es muy presidencialista, y si algo diferencia brutalmente a un Kirchner de un De la Rúa es, en el caso de De la Rúa, un fuerte apego a las instituciones, aunque era un ser muy dubitativo, muy desconfiado.
Kirchner es al revés, toma las decisiones demasiado impulsivamente, es alguien que ejecuta permanentemente. Y tiene a su alrededor personas que son empleadas suyas. El es Ministro de Economía, es el que discute todo, al punto que no da conferencias de prensa, sino que baja línea.
Yo no digo que sea mejor ni peor, esperemos lo resultados finales. Con todo, pienso que lo que está faltando es mejorar la distribución del ingreso. Hay una gran diferencia entre los que más ganan y los que menos ganan.


* Publicado por José Giménez en la Revista Clip, de Chivilcoy